martes, 1 de enero de 2013

SOLOMILLO DE CERDO A LA SERRANA



 SOLOMILLO DE CERDO A LA SERRANA, es una especialidad mía propia

Para 4 personas

 INGREDIENTES
4 solomillos medianos
200g de zanahoria en cuadritos pequeños
200g de champiñones en trocitos pequeños
100g de puerros muy finos picados
Pizca de romero molido
Pizca de tomillo molido
Pizca de pimienta blanca molida
Sal
1 decilitro de vino amontillado
Aceite de oliva
Media hoja de laurel
Una punta de azafrán o colorante
Nata liquida de cocina

 ELABORACIÓN:

 En una cacerola o sartén hondita, se pone un poco de aceite a calentar, cuando está caliente se ponen los solomillos de manera que queden doraditos por todos sus lados. Se añade el puerro, la zanahoria, y los champiñones. Se les da unas vueltas para marearlos un poco con la verdura. Seguidamente añadimos las especias y el vino y se sazona. Se deja cocer un poco; unos 20 minutos, añadiendo un poco de agua si fuera preciso. Al final deben quedar con un poco de jugo. El éxito estará en el punto de sabor y de cocción. Como todo.

 Sacamos los solomillos y dejamos que se enfríen un poco para cortarlos en rodajas; como se ve en la foto y se disponen en los platos de la forma que prefiramos (si lo solomillos son más grandes se pueden sacar más raciones)  El jugo que nos ha quedado se echa por encima con arte, de manera que queden los trocitos repartidos por todo el solomillo. Esta sería su forma simple de servir.

 2ª Fórmula. Ponemos la salsa del solomillo, con la verdura y todo, en una sartén.  Añadimos un poco de nata líquida y reducimos. Salseamos los solomillos y los servimos. En la foto, el plato que se ve, es este último.

 GUARNICIÓN:

 La guarnición ideal para este plato es el Arroz Guadalhorce, que aparecerá en la siguiente receta.

CONSEJO PARTICULAR:

Todos los que dependen de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: «Maldito sea el que no permanezca en todas las cosas escritas en el libro de la Ley, para cumplirlas.» 11 Y que por la Ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque «el justo por la fe vivirá». 12 Pero la Ley no procede de la fe, sino que dice: «El que haga estas cosas vivirá por ellas.»

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