viernes, 25 de septiembre de 2009

LAS CASTAÑAS

EL CAPÍTULO DE LAS CASTAÑAS

La primera vez que mis narices olieron el olorcillo que desprenden las castañas al ser azadas, recuerdo que fue en mi propio pueblo, Coín. Nunca las he olvidado. ¡Tan calentitas, tan dulces! Pensé que Dios reparte sus excelencias por todas las comarcas de la tierra, para que cada una de ellas, tenga algo de qué deleitarse y mostrarse a Él, agradecidas.¡Cuánta historia justificada en el olvido! ¿Cómo si no, la historia, iba a llegar a ser historia?


LAS CASTAÑAS FRESCAS

Contienen muchas vitaminas y minerales, y ¿qué otra cosa mejor para los que han decidido comer sano? Además, aunque en nuestro pueblo, Coín, no es usual que aderecemos nuestros guisos con frutos secos, bueno es saber que, entre ellos, las castañas son un delicado producto que nos puede llevar al éxito en nuestra preparación ya que su exquisito sabor y su fina textura, la convierten en acompañante ideal para los platos de caza; combina a la perfección con verduras, y es una gran aliada de algunos licores como el ron. Y no digamos la cantidad de postres que se pueden preparar con ellas. La imaginación jugará un papel importante a la hora de utilizarlas, porque aunque yo le daré algunas recetas, sé que ustedes se afanarán en aumentar el recetario de cocina. Solo un consejo: Póngale amor a lo que haga, si no puede, déjelo para otro momento y haga cualquier otra cosa; algo rutinario. Pero, para las grades obras, siempre es necesario el amor.

CÓMO COCERLAS

Con su piel: Haga una incisión (un corte) en los laterales de la castaña partiendo de la base del fruto hacia la parte de arriba y luego vuelva a bajar hasta el punto de partida. La incisión debe ser lo suficientemente profunda para que la piel fina resulte también cortada. Sumerja las castañas en agua salada fría (puede aromatizarlas con tomillo), póngalas a hervir y cuézalas durante cinco minutos. Déjelas en remojo en el agua y pélelas quitándoles las dos pieles. Ponga otra cacerola con agua con sal a cocer y vuelva a meter las castañas peladas dejándolas que cuezan suavemente unos 15 minutos.

Sin piel: Ponga las castañas a remojar en agua fría durante dos horas y pélelas después en frío dejándoles la piel fina. Métalas peladas en agua hirviendo salada de forma que apenas las cubra. Deje que cuezan unos 15 minutos, tire el agua y quite la piel fina, que se desprenderá sola

CONSEJOS

Las puedes usar ya peladas, de las llamadas “pilongas” que ya vienen peladas. Si decides utilizar estas, solo tendrás que ponerlas en remojo, diez o doce horas, antes de utilizarlas.Cuando las vaya a comprar, éstas deberán estar brillantes y firmes y pesar en la mano. Fíjese bien que no tengan ningún agujero en su superficie.Si las quiere conservar durante todo el invierno, colóquelas en arena en un lugar a la sombra y fresco.Para evitar que estallen a la hora de asarlas, hágales una pequeña incisión en la piel. Otro truco es hacerles un agujero pequeño, asarlas hasta que estallen, dejarlas enfriar y luego pelarlas.


MENSAJE PARTICULAR:
Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas en ti mis mandamientos, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinas tu corazón a la prudencia, si invocas a la inteligencia y pides que la prudencia te asista; si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios, porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia. Libro de los Proverbios 2: 1-6

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